«No debemos dar por sentado que el estatus global del dólar, en un mundo donde otras jurisdicciones importantes pasan a la emisión de sus propias monedas digitales, es importante plantearse si USA tendrá el mismo tipo de dominio sin emitir uno también», expresó Lael Brainard, vicepresidenta de la Reserva Federal estadounidense, a los legisladores del Congreso.
Con un mundo volcándose hacia los pagos digitales y las criptomonedas, una versión digital del dólar estadounidense podría ayudar a salvaguardar su status global de dominio, mientras otros países desarrollados hacen lo propio.
Este discurso es un golpe sobre la mesa en un momento donde los miembros de la Fed debaten (divididos) sobre si existe la necesidad de una moneda digital emitida por el Banco Central.
La vicepresidenta es una de las que apoya la noción, pero no así los legisladores, como Christopher Waller que son más escépticos, señalando que ya las transacciones en dólares son digitales.
Por supuesto, la Fed como organización ha aclarado que no lanzarían un proyecto de este tipo sin el apoyo contundente de la Casa Blanca y los legisladores. Por lo que confirmó que aún no se toma una decisión al respecto.
El problema es que, si bien la digitalización de las finanzas está avanzando como vehículo de la Fórmula 1 y cada vez hay más entrada a las criptomonedas, el desequilibrio y la falta de soporte de modelos digitales genera gran preocupación.
Brainard comentó que la Fed reconoce que existe un riesgo tanto si se actúa como si no, señalando que incluso si se acordara establecer este plan, llevará quizás cinco años poner en marcha un dólar digital estadounidense.
Eso lo coloca detrás de sus otros principales pares del banco central mundial, incluidos el BCE, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra, en el proceso de posible adopción. Actualmente, China está probando su propia CBDC y, en total, nueve países han lanzado una y otros 87 países están explorando la opción, según el grupo de expertos Atlantic Council.
Los riesgos de las criptomonedas y las monedas estables poco reguladas, cuyo valor se disparó durante la pandemia de COVID-19, se han puesto de manifiesto con este mercado cayendo bruscamente este mes tras la caída de la principal «moneda estable» terraUSD. Bitcoin, la criptomoneda líder, ha caído más del 50% desde noviembre.
«Estos eventos subrayan la necesidad de contar con barreras regulatorias claras para brindar protección a los consumidores e inversores, proteger la estabilidad financiera y garantizar la igualdad de condiciones para la competencia y la innovación en todo el sistema financiero», dijo Brainard al comité.
A diferencia de las criptomonedas, que normalmente son administradas por actores privados, el banco central emitiría y respaldaría una CBDC. Si Estados Unidos sigue adelante con la creación de uno, Brainard dijo que la Fed debería mitigar el riesgo de «desintermediar a los bancos», dada su centralidad en el sistema financiero, por ejemplo, limitando la cantidad que un individuo podría tener o transferir.
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